jueves, 6 de diciembre de 2012

Mostrar ocultando: El 20N entre los relatos


Por Jorge Duarte*
Terminada la jornada de paro general del martes 20 de noviembre que superó las expectativas hasta de los propios convocantes, lo que se abrió es la disputa por el significado de lo ocurrido.

La lucha por nominar los hechos y la puja por hegemonizar una lectura de lo acontecido se encuentra íntimamente relacionada con el denominado 7D, la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley 26.522) y la falta de miradas alternativas a los dos grandes relatos que monopolizan la palabra.
La cobertura del primer paro general al kirchnerismo ocurrido el 20 de noviembre permitió avizorar lo que sucedería horas más tarde. Canales vinculados al oficialismo pugnaban por imponer, desde sus títulos y bajadas, que el famoso 20N se trataba de una jornada de piquetes y cortes; mientras tanto los canales abiertamente enfrentados al oficialismo buscaban presentar la jornada como la continuidad de las expresiones de descontento y oposición al gobierno nacional. Ambos interpretaban y colocaban, a su manera, el paro general (en muchos casos silenciado como tal) en el marco de una disputa más importante entre Clarín y el gobierno nacional. Sin embargo, ninguno se hacía eco de las reivindicaciones que se encontraban plasmadas en el pliego presentado por los convocantes y adherentes.
Las lecturas oficiales se esmeran en supeditar lo ocurrido el 20 de noviembre a la disputa por la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y colocarlo como una herramienta más de resistencia del Grupo Clarín. Por su parte, las interpretaciones repetidas hasta el hartazgo por los medios del Grupo Clarín buscaban relacionar lo ocurrido con los cacerolazos del 8 de noviembre y del 13 de septiembre, emparentando reclamos dispares y buscando continuidades que hacían agua. Lo que compartían ambos relatos era el hecho de ocultar que la Ciudad de Buenos Aires, y gran parte de la Argentina, estaba paralizada por primera vez en 12 años, detrás de un pliego de reivindicaciones que cuentan con un amplio consenso entre los trabajadores. Incluso cuentan con un amplio consenso entre las cinco centrales sindicales que presentan una dispersión absoluta, hasta Antonio Caló (titular de la CGT oficialista) y Hugo Yasky (líder de la CTA oficialista) sostuvieron que compartían los reclamos.
A dos semanas del 7D lo que deja en claro la jornada del martes 20 de noviembre es que la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es una herramienta fundamental, pero no sólo para desarticular solamente al Grupo Clarín y algún gran grupo de medios más, sino para presentar alternativas de expresión que puedan tener vínculos con la realidad que rompan con la lógica que comparten los dos grandes relatos que dominan el espectro mediático de la Argentina. Ni relato oficial, ni relato opositor. Muchos relatos y muchas visiones que no permitan que se invisibilicen reclamos legítimos y compartidos por la gran masa de trabajadores ocupados y desocupados que se expresaron de diversas maneras el 20N.
Lo que no menciona Clarín ni los medios oficialistas
Mientras todos tratan de ubicar (forzando hechos) la jornada del 20 de noviembre en el marco de la interna del PJ sin invocar el contexto social en el que emerge, es importante resaltar las motivaciones que llevaron a múltiples sectores a ganar las calles. Uno de cada tres trabajadores de la Argentina se encuentra dentro de lo que se conoce como informalidad laboral o trabajo en negro. Además, las tercerizaciones siguen siendo un flagelo que no es atendido desde el oficialismo, incluso teniendo en diputados un proyecto presentado por Facundo Moyano, integrante del propio bloque del Frente para la Victoria (FpV). El Salario Mínimo Vital y Móvil se encuentra ampliamente por debajo de la Canasta Básica. El 82% móvil para los jubilados es un anhelo que no se hace realidad y que fue vetado por el ejecutivo una vez aprobado en el parlamento. La necesidad de universalizar el salario familiar y el atraso en la suba del Mínimo No Imponible de ganancias, que desde hace tiempo ha comenzado a impactar en salarios medios, son otros de los reclamos. Además, sigue vigente el reclamo de los “cooperativistas” del Plan Argentina Trabaja con sueldos que cubren el 60% del Salario Mínimo Vital y Móvil y la derogación, de la recientemente aprobada, Ley de ART completa el panorama de motivaciones.
Estos temas, que son reivindicaciones de los trabajadores y que por peso propio trascienden a aquellos que han convocado a una jornada de lucha, han sido silenciados por los dos discursos dominantes. Ni al Grupo Clarín, ni al oficialismo les interesa poner en agenda las demandas que motivaron el paro general. Mientras ellos se pelean, los reclamos de los trabajadores no encuentran eco en ninguno de los dos relatos y fueron citados sólo marginalmente. El país se paró y los trabajadores con sus reclamos estuvieron en la calle. Para los que defienden al gobierno nacional se trataba de la derecha golpista en un nuevo intento destituyente. Para los medios opositores al gobierno se trataba de una jornada más de descontento relacionada a los cacerolazos. Los reclamos de los trabajadores los ocultaron ambas visiones.
Acá es donde comienza a tomar relevancia el 7D como fecha para democratizar la palabra. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual para que realmente actúe como democratizadora de la palabra debe poner en el espectro voces que rompan con los dos discursos dominantes; debe presentar una multiplicidad de lecturas y ámbitos donde puedan debatirse las cuestiones que incomodan tanto a Clarín como al gobierno nacional. Entonces, el desafío se presenta en superar las interpretaciones de oposición llana al gobierno nacional con tintes derechistas y desbaratar las teorías de complot que ocultan a los sectores populares y sus intereses.
En las calles las consignas fueron claras, en los medios no estuvieron.

*Periodista especializado en temas gremiales / Conductor de En Casa Hablamos FM Radio Sur 88.3 / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/ @ludistas 


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