viernes, 14 de diciembre de 2012

Los números de la precarización


Por Jorge Duarte*
El fenómeno de la precarización laboral sigue siendo uno de los problemas más importantes que deben afrontar los trabajadores. Los números reflejan que, lejos de resolverse, está más vigente que nunca.

Esta semana se difundió un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas que aborda la situación del mercado laboral y presenta estadísticas de su comportamiento. El “Boletín estadístico: 2º semestre de 2012” nos muestra un panorama complejo con la consolidación de la precarización en niveles alarmantes. La precarización es un fenómeno que se presenta en el mercado laboral pero que se extiende a todos los niveles de la vida de los trabajadores que se encuentran imposibilitados de cubrir sus necesidades básicas. Por lo tanto, precarizar el trabajo, es precarizar el acceso a la salud, precarizar el acceso a la educación, precarizar el acceso a la vivienda y,  en definitiva,  imposibilitar la realización de los trabajadores como individuo.
El mismo informe expresa que en el segundo semestre de 2012 “se destruyeron 58 mil puestos de trabajo de asalariados registrados” lo que muestra una consolidación de un freno de la dinámica de crecimiento de empleo. Sin embargo, esta destrucción del empleo formal “se vio compensada por un crecimiento en las categorías ocupacionales más precarias: los asalariados no registrados, que crecieron en más de 18 mil, y los cuentapropia, que crecieron en más de 191 mil”. En definitiva, lo que se produce es una expulsión de trabajadores del sector formal que pasan a engrosar las filas de los trabajadores precarios que ya es muy importante en el país. Además, esta creación de empleo precario no llegó a cubrir la incorporación de nuevos trabajadores en el mercado lo que produjo una leve suba de la desocupación.
La diferencia entre los trabajadores formales e informales se plasma de muchas maneras, quizás la forma más clara de graficarla puede expresarse a través del nivel de ingresos. Los números del mercado laboral enuncian que los trabajadores registrados ganan en promedio $4.338, mientras que los no registrados tienen ingresos que promedian los $1.798. Las diferencias son notables: los trabajadores registrados perciben 2,41 veces más salario que los trabajadores informales. Además, los trabajadores informales reciben sueldos que se encuentran muy alejados del Salario Mínimo Vital y Móvil que hoy se encuentra en $2.670. Entonces, la media de los salarios del sector informal llega a cubrir apenas el 67% del Salario Mínimo Vital y Móvil.
La correlación de fuerza y los derechos a los que accede el trabajador registrado se expresan, también, en las perspectivas a futuro, en la estabilidad de empleo y en la perspectiva de crecimiento de su salario. En este sentido es importante remarcar que, de acuerdo a la correlación de fuerzas, los empresarios imponen las peores condiciones a los trabajadores con menos capacidad (o nula) de negociar con la patronal, que son, por supuesto, los trabajadores informales. Por lo tanto, en la dinámica del mercado laboral, los salarios de los trabajadores no registrados crecieron en el último año 23,7%, mientras que los salarios de los trabajadores registrados lo hicieron un 25,9%. Esta situación hace que se ensanche la brecha que existe entre los dos sectores y pauperiza, todavía más, la situación de aquellos que se encuentran precarizados.
Los números que reflejan la situación del mercado laboral expresan que el total de trabajadores asalariados es de 12.236.181, de los cuales 8.003.394 son trabajadores registrados y 4.211.409 son trabajadores no registrados. Esto enuncia que entre los asalariados 1 de cada 3 (34,4%) se encuentra en situación vulnerable a causa de la precarización. Además, se registran un total de 3.109.914 trabajadores cuentapropistas. Entre ellos también se extienden figuras de distintos contratos laborales que son mutaciones de la precarización o situaciones de fraude laboral. Como vemos, el problema tiene una dimensión tan extensa que marca gran parte de la dinámica laboral.
La precarización de un tercio de los trabajadores no es un tema que implique solamente al trabajador. Se extiende a sus familias, a través de la precarización de la vida, y también al resto de los trabajadores como amenaza de despido o como baja de costo de la fuerza de trabajo. Esa extensa masa de trabajadores que percibe salarios por debajo del Salario Mínimo Vital y Móvil es una fuerza disciplinadora muy importante para los trabajadores formales que buscan mejorar sus condiciones y se animan a organizarse. La precarización, de esta manera, impone condiciones que regulan la correlación de fuerzas en el mercado laboral, tanto en lo concerniente a la puja distributiva, como a las condiciones de empleo.
La precarización muta en diferentes formas: tercerizaciones, trabajo no registrado, fraude laboral, etc. La falta de políticas activas para combatirlas es llamativa y expresa una deuda importante con uno de los temas más relegados en la agenda pública.

*Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/ @ludistas 
Nota originalmente publicada en Marcha

3 comentarios:

miguel dijo...

Es importante describir el papel que esto juega en la economía.
El sistema económico moderno funciona con un excedente que constituye la tasa de ganancia (ver explicación más técnica en "Producción de mercancías por medio de mercancías" de Piero Sraffa cap. II “Producción con un excedente”).
Para que esto se dé se requieren "condiciones de explotación" que son de orden político (se crean desde el poder) y corresponde al Estado Moderno (perteneciente a la modernidad, esa edad histórica posterior a la Media) mantenerlas y optimizarlas. (“los trabajadores patalean” dice Sraffa, pero para ello tiene el estado moderno a la gendarmería).
Por eso digo que este es un gobierno normal que conduce un estado “moderno” que tiene por objetivo mantener dicha condiciones, como lo demuestra el artículo comentado.
Esta gestión es complementaria de la de los noventa. Aquella se encontró con mucho trabajo formal especialmente en las empresas del estado (por caso, YPF tenía más de cien mil empleados) y el trabajo formal es caro. Las privatizaciones y la apertura de la economía tuvieron el objeto de precarizar el trabajo generando una alta desocupación y eliminando trabajo formal. Pero el congelamiento del tipo de cambio (1 a 1) llevo a que el costo laboral formal en dólares fuera muy alto. La brutal devaluación del 2002 corrigió esto y marcó el inicio del actual proceso que es complementario de aquel. Dejó de tener sentido importar bienes finales y los costos de exportación, basados en salarios internos bajos, eran “competitivos”.
Con los dólares que en el 2001 eran necesarios para pagar 100 obreros, en 2003 se podía pagar a 300. La desocupación bajó de 25% a 6% es decir que por cada cien ocupados se incorporaron 19 desocupados, en su mayoría en condiciones precarias o informales, los restantes 181 salarios pasaron a engrosar la renta (se la llevaron en pala).
Pero nada en Argentina dura más de diez años. Es decir, las Condiciones de Explotación “adecuadas” que hacen “competitiva” a la economía no pueden mantenerse en el largo plazo. Pero ¿Por qué pasa esto?

miguel dijo...

Pero nada en Argentina dura más de diez años. Es decir, las Condiciones de Explotación “adecuadas” que hacen “competitiva” a la economía no pueden mantenerse en el largo plazo. Pero ¿Por qué pasa esto?
Un nostálgico te diría, con gran poder de síntesis: “por acá paso Perón”. Sin estar en desacuerdo, intento argumentar que significa esto.
A modo de hipótesis pienso lo siguiente: el Estado Moderno tiene detrás de sí un “Sujeto Histórico” que le dice qué está bien, qué está mal, que debe hacer. Mantener las “Condiciones de explotación” es un mandato de ese sujeto, que no es otro que el poder económico que a su tiempo ha sustituido como SH al señorial del Medioevo. Está implícito que, contemporáneamente, existe otra clase de hombres, los que trabajan, que son tratados como objeto de explotación.
A grandes trazos, la constelación de Estados Modernos, que contaba con un centro y una periferia, ha vivido, durante la primera mitad del S XX una crisis que los ha debilitado e inducido, en la periferia (colonial y semicolonial) a distintos procesos “antiimperialistas” con características variadas.
En el caso particular del Peronismo, de aquella clase de hombres sometidos a la explotación, emerge un nuevo Sujeto Histórico, social, la Clase Trabajadora expresada por un Movimiento Obrero Organizado cuya expresión es la Confederación General del Trabajo, que puesto a la par del económico, gobierna al Estado con una sola condición, olvidar las condiciones de explotación (que no otra cosa significa la Justicia Social).
El sistema económico, y el estado que lo sostiene, tienen ante el Peronismo un menudo desafío, porque con Justicia Social no hay explotación, y sin explotación no hay excedente.
Hasta ahora, lejos de ensayar alternativas, han tratado de matar al Peronismo. A través de la violencia (los golpes militares) o de la traición de políticos que, con la camiseta y los símbolos llegan al gobierno y ensayan más de lo mismo (“porque gané cambié” o “la sintonía fina”).
Lejos de morir, el Peronismo está cada vez más vivo. La estrategia de división del MO diseñada por el gobierno, se está convirtiendo en una doble Nelson en su contra, dado que no puede conformar ni siquiera a los que lo apoyan.
Esto es todo. Espero que tengas la paciencia de leerme, te mando un gran abrazo y felicitaciones por la nota muy esclarecedora.

Jorge Duarte dijo...

Muy buenos comentarios. Comparto la mayoría de los conceptos que desarrollás. Abrazo grande